segunda-feira, 22 de abril de 2013

Palabras del Presidente Juan Manuel Santos en la inauguración de la 26ª Feria Internacional del Libro de Bogotá


Palabras del Presidente Juan Manuel Santos en la inauguración de la 26ª Feria Internacional del Libro de Bogotá

Bogotá, 17 abr (SIG). "Desde Portugal se divisa el mar, se siente el mar, se vive el mar.
El océano Atlántico es el infinito profundo de una nación que desde hace muchos siglos se lanzó a las aguas para descubrir el mundo.
Hoy Portugal, siguiendo su vocación, descubre otro país: descubre a Colombia, que esperaba ansiosa su llegada.
Y nosotros también tenemos la alegría de acercarnos a Portugal, que viene con sus autores, con sus músicos, sus arquitectos, sus cineastas, su gastronomía y –sobre todo– con su mar.
De pronto Bogotá, esta ciudad andina en que vivimos a 2.600 metros de altura, se ha convertido –igual que en una fábula de Saramago– en una isla improbable, circundada por aguas color turquesa, como si Portugal nos rodeara con su abrazo marino.
¡Y qué hermoso que sea así! Recibir a Portugal –acompañada de la fuerza de su mar, de su historia y su cultura– es un hecho poético, mágico, que nos llena de ilusión.
Han venido ustedes, señor Presidente, a traernos ese mar portugués que Fernando Pessoa describió en sus versos:
Oh mar salada, ¡cuánta de tu sal
son lágrimas de Portugal!
Por cruzarte, ¡cuántas madres lloraron,
cuántos hijos en vano rezaron!
¡Cuántas novias quedaron por casar
para que fueses nuestra, oh mar!
Por eso resulta tan apropiado el lema que caracteriza la presencia lusa en Bogotá: "Desde mi idioma se ve el mar".
En pocas lenguas como el portugués encuentra el mar una mayor presencia; una mayor dimensión humana, épica y lírica.
Luis de Camoens –por ejemplo–, el Príncipe de los Poetas de su tiempo, no solo fue un soldado sino que inmortalizó los descubrimientos del gran navegador Vasco de Gama
Por ello, fue en su tumba, en el hermoso monasterio de los Jerónimos, donde el primer día de nuestra reciente visita a Portugal colocamos un ramo de rosas colombianas.
De ese mar, de esa tradición, de esa historia, llega usted, apreciado presidente Cavaco Silva, encabezando la gran delegación portuguesa que se hace presente en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.
Como si se tratara de un navío lleno de tesoros, llega su barco con 23 escritores portugueses, y con 20 mil libros que se ofrecerán en su pabellón y otros 20 mil que se regalarán a través del programa Libro al Viento.
Además, se lanzan en la Feria más de 30 libros portugueses traducidos al castellano exclusivamente para este evento, más de la mitad de ellos publicados por editoriales independientes.
Los lectores colombianos –que ya están familiarizados con la obra de Camoens, de Queirós, de Pessoa, de Lobo Antunes o Saramago– tendrán la ocasión de conocer lo más actual de la literatura portuguesa.
Por ejemplo, se lanzan en primicia mundial la edición de un libro hasta ahora inédito del mismo Saramago, así como traducciones exclusivas de autores portugueses que van desde Fernando Pessoa hasta Vasco Graça Moura y otros poetas y escritores contemporáneos que nos acompañan.
Se presenta, por otro lado, con el patrocinio de nuestra Cancillería, la traducción al portugués de dos obras emblemáticas de la literatura colombiana, como son La Vorágine de José Eustasio Rivera y una antología poética de uno de nuestros más grandes escritores, Álvaro Mutis –ganador del Premio Cervantes–
También vienen personalidades como el premiado arquitecto Eduardo Souto Moura o Pilar del Río –la entrañable compañera de Saramago y presidenta de la Fundación que lleva su nombre–.
Por supuesto, no podía faltar el fado, el nostálgico fado, que nos llega en la voz de sus mejores intérpretes.
A nombre de los colombianos, de los 47 millones de colombianos, quiero agradecer a usted, señor Presidente, y al Secretario de Cultura de Portugal, Jorge Barreto Xavier, por este enorme esfuerzo que han hecho.
Sabemos que Europa –y Portugal en particular– atraviesa por una época muy difícil y por eso valoramos y agradecemos la generosidad y grandeza con que han respondido los portugueses a esta invitación.
También debo reconocer el aporte fundamental de un colombiano con alma lusa: el profesor Jerónimo Pizarro, quien no sólo es uno de los mayores especialistas en el mundo en la obra de Pessoa, sino que fue el comisario para Portugal de su participación en esta feria.
Gracias a estos esfuerzos, hoy recibimos, complacidos, la más amable de las invasiones –la invasión de la cultura portuguesa– y podemos decir, literalmente, que Portugal se toma a Bogotá.
La Feria del Libro de Bogotá, que llega a su vigesimosexta edición gracias al buen trabajo de la Cámara Colombiana del Libro y de Corferias, gana cada vez más presencia y prestigio dentro de las ferias que se realizan en todo el planeta.
Este año –además de la presencia de los mejores escritores, periodistas e ilustradores de Colombia y muchas regiones del mundo– contamos por primera vez con la participación de un premio nobel: el escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio.
¿Sabían ustedes que, en un hecho sin precedentes, han venido a nuestro país en los últimos tres meses nada menos que cinco grandes escritores laureados con el Nobel de Literatura?
En enero estuvieron Mario Vargas Llosa y la novelista y poetisa rumana Herta Müller.
Hace pocos días estuvo en Bogotá el nobel sudafricano John Maxwell Coetzee, y también hace poco llegó para una estancia en Cartagena nuestro querido Gabriel García Márquez.
Y ahora nos visita nada menos que Le Clézio, un autor que ha sabido transmitir la riqueza y diversidad del mundo y sus culturas ancestrales en su obra.
Nos honra saber que hace cuatro décadas estuvo en Colombia –en las selvas del Darién– y que aquí aprendió de la sabiduría de los pueblos emberas y wounaan, una experiencia que cambió su vida y le inspiró algunos de sus libros.
Siempre me alegra venir a estar feria, y poder compartir los avances de nuestro gobierno en un esfuerzo al que le ponemos todo el corazón como es el Plan Nacional de Lectura y Escritura "Leer es mi Cuento".
Estamos empeñados en promover la lectura como fuente de crecimiento personal –y por consiguiente de la sociedad–.
Sabemos que la lectura es una de las estrategias más efectivas para cerrar las brechas y hacer de Colombia un país MÁS JUSTO y MÁS MODERNO.
Los Ministerios de Cultura y de Educación están fortaleciendo, como nunca antes, la red de bibliotecas públicas y de bibliotecas escolares del país.
Cuando llegamos al gobierno, en las bibliotecas públicas había 8 millones y medio de libros, adquiridos en un lapso de siete años, entre 2003 y 2010.
Pues bien, en los primeros dos años y medio de nuestro gobierno hemos adquirido y producido para estas bibliotecas 7 millones y medio de libros.
Y estamos haciendo gran un esfuerzo por un sector de la sociedad muy especial, es la primera infancia porque sabemos que el hábito de la lectura se forma en los primeros años de vida del ser humano.
Hemos dotado a las más de 1.400 bibliotecas públicas del país, a los más de 1.300 centros de atención integral de primera infancia y a todos los hogares del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar con colecciones de libros para la primera infancia.
Yo me la paso diciéndoles a los padres y a las madres: enséñenles a sus hijos a leer, no hay nada más maravilloso, descubren un mundo nuevo que dura toda la vida.
Incluso, cada vez que entregamos una vivienda de interés prioritario –que benefician a las familias de menos recursos del país– la vivienda incluye una biblioteca básica de 9 libros escritos y editados especialmente para sus intereses.
En cuanto a las bibliotecas escolares, triplicamos la meta que nos habíamos fijado en el Plan Nacional de Desarrollo, y para el final de este año habremos entregado 19 mil cuatrocientas bibliotecas a igual número de escuelas, incluyendo formación a los docentes.
Tan solo para este plan de lectura hemos adquirido más de 5 millones de libros.
A esto se suman los 18 millones de textos escolares del programa "Todos a Aprender" que hemos entregado a los niños de primaria de más bajos recursos para mejorar sus aprendizajes en lenguaje y matemáticas.
¡23 millones de libros y textos! Esta es una inversión sin antecedentes en la historia del sector educativo colombiano.
Y lo mejor es que todas estas compras, tanto por el ministerio de Cultura como el de Educación, están siendo realizadas mediante un método de subastas inversas que nos ha permitido adquirir más libros a un precio más moderado.
Así estamos promoviendo el viaje maravilloso que significa la lectura entre los niños y jóvenes de nuestro país, comenzando – como ya dije– por esos primeros años cuando aprendemos el gusto por los libros a través de los cuentos que nos leen.
Bien decía el siempre vivo Saramago:
"Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura; se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río. Si están allí, es para que podamos llegar a la otra margen. La otra margen es lo que importa".
Eso es lo que queremos para los colombianos: que atraviesen el río sobre el puente que forjan las palabras; que lleguen victoriosos y felices a la otra margen, a ese otro lado que significa cruzar la brecha, avanzar en el camino de la vida.
Apreciado presidente Cavaco Silva, amigos de Portugal y del mundo, y amigos todos del libro:
Hoy recibimos a Portugal y su cultura con la misma admiración y respeto con que los portugueses acogieron en noviembre pasado la exposición del maestro Fernando Botero, que se realizó en el majestuoso Palacio de Ajuda de Lisboa.
Estamos, además, a escasos días de conmemorar los 39 años de la Revolución de los Claveles, lírico nombre con que quedó registrado en la historia el levantamiento militar del 25 de abril de 1974 contra la dictadura más larga de Europa.
Claveles rojos, del color de la sangre que no se derramó, fueron sembrados en los cañones de los fusiles que no se dispararon.
¡Qué bonita alegoría para un país que, como Colombia, hoy sueña la paz y tiene razones para creer en la paz!
Sé –como le dije ayer señor Presidente– que al terminar estas semanas de intensa presencia portuguesa aquí en nuestro país, será inevitable sentir una profunda saudade, esa palabra hermosa que nos regaló la lengua portuguesa.
Ojalá cada día más se incentive en nuestro país el aprendizaje de este idioma que suena como música a nuestros oídos y que hablan más de 250 millones de personas en el mundo.
Y ojalá nos visiten cada vez más portugueses que vengan a aprender español en nuestro suelo; que quieran contagiarse de nuestra alegría y nuestra mezcla de culturas; que se animen a vivir y disfrutar el "realismo mágico", ese que nos distingue en todo el mundo.
Mientras tanto, aquí, en Bogotá –en esta ciudad alta rodeada por la cordillera– vamos a respirar el mar, vamos a sentir el mar, a mojarnos de mar, a escuchar el mar, a oler el mar…
Ese mar que nos traen – como un regalo de los siglos– el arte y la cultura de Portugal.
Muchas gracias".
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